Lo primero que siento es el putazo del carro contra mi
puerta. Todo por salir tan tarde. Todo por querer pasar el semáforo en
amarillo. Todo por imbécil. El otro carro agarró el mío de costado. ¿Qué me
costaba esperarme? Nada. Ahora ni modo. Mi cabeza rebota contra el vidrio.
Siento que rompí algo. ¿Habrá sido mi cabeza o el vidrio? Creo que las dos
cosas. El golpe hace que mi carro dé vuelta. Me asfixia el cinturón de
seguridad. Mi cabeza rebota contra todo. Siento el sabor metálico de la sangre
en la garganta. Me ahogo. Algo más se rompe cerca. Creo que son mis costillas.
El carro resbala sobre el asfalto, de cabeza.
Encima iba muy rápido. Y el otro idiota seguro igual. No puedo abrir los
ojos. Siento la cabeza del tamaño de un letrero de esos gigantes de propaganda
y el pelo colgando. Voy a ensuciar la tapicería. Me estoy expandiendo. Mis
brazos empiezan cerca del cuello y se extienden por la calle, hasta hacerse
parte de la carretera. Siento el peso de los carros que paran cerca de dónde
está esta babosada humeando. De seguro subí el carro a la acera. Me van a hacer
pagarla si le hice daño a la banqueta. Menos mal no le pegué a un poste. Si no,
deuda segura. Y aparte que pago impuestos. Con eso deberían arreglarla. No
puedo respirar y siento la sangre resbalando de mi boca. Me rompí algunos
dientes. Me rompí todo. No le vi las placas a ese idiota. Lo voy a demandar. Yo
venía bien. Uno se puede pasar en amarillo. Aquí se puede hacer. El semáforo no
estaba en rojo. Estaba en amarillo. En amarillo pasa cualquiera. Mi esternón es
un gusano cortado por el medio que se retuerce. Siento las costillas
atravesando algo dentro de mi cuerpo. Me duele horriblemente respirar. Ojalá
que me pague ese hijo de puta. No puedo mover nada. La gente se ha ido asomando.
Se oyen sus pasos cerca. Encima tan tarde. Se van a tardar los bomberos. No me
acuerdo si pagué la última cuota del seguro. Ojalá hayan cámaras en esta calle.
Así van a ver que el semáforo estaba en A-MA-RI-LLO. ¡Ah, bien! Si la pagué. El
mensajero me llevó el voucher la semana pasada. Entonces no pasa nada. La gente
se debe haber quedado como idiota, viendo el choque y nada que le dan vuelta a
este carro. ¿No han visto que estas mierdas explotan? Me voy a quemar aquí
dentro y entonces si se fregaron. Y yo sin poder ni mover las manos y salir por
mí misma. Ni los ojos. Ni abrir la boca. Ya no me sabe a sangre. No puedo ni
siquiera mover la lengua. Seguro están ayudando al del otro carro. Idiotas que
son. Mi carro aquí volteado y el otro seguro solo se raspó y ya lo sacaron.
¡Denle vuelta a esta mierda! Fijo me cubre el seguro. Ya había que cambiarle la
flecha al carrito. Ojalá y le den servicio mayor. Todavía estaba bueno. Saber
ni cómo quedó la carrocería con eso de que di vuelta. Se regó el café que llevaba
de plano. Debe estar hecho una vomitada aquí adentro. Pero no huelo nada. No
siento nada. Pero oigo. La gente mierda que solo habla cerca y no hacen
nada. De plano van a esperar a los
bomberos. Y mientras, ¿Yo? Bien gracias. Bien me podría haber ahogado en mi
sangre, así como estoy, de cabeza, y estos hijos de puta ayudando al otro. Y ni
una ambulancia se oye. ¡Ah, bien! Bien se oye. Pero lejos. Tal vez ni es para
mí. Ya quiero que me saquen para que pueda abrir los ojos. Para ver cómo quedó
el carrito. Si eran para acá los bomberos. ¡Ah la gran puta! Dice un bombero. O
saber. Talvez un doncito. No la vamos a poder sacar. ¿Cómo putas no? Si yo les
he dado fichas cuando pasan moviendo el bote blanco ese a media calle. ¿Ni con
la quijada de la vida, vos? Le pregunta uno al otro. Pues mejor que usen esa su
mierda, porque ya me estoy encabronando. Nel, vos. Mirá como está, le responde
el otro idiota. Imbéciles. Yo me pasé en amarillo. AMARILLO. Se les va a armar
la de San Quintín si aquí hay cámaras. Esto es negligencia. Al bote se pueden
ir estos bomberos hijos de puta por no quererme sacar. Hay que voltear el carro
nada más, dice alguien. ¡Puta, usted! ¡Qué brillante idea! Ya creía yo que iba
a vivir para siempre dentro de esta mierda que está volteada como cucaracha
recién machucada. Saber por qué casi siempre se quedan así. Boca arriba. Son
idiotas como la gente que debe estar afuera del carro. Ojalá cargue sus papeles
en una bolsa, dicen. Gente mula, dicen. Tener que llamar a la familia a esta
hora. Qué bueno que los hueseros de las funerarias siempre le ahorran a uno ese
trabajo. Dice otro idiota. Cómo que yo no estuviera oyendo. Escucho ruidos
fuertes. ¿Le estarán dando vuelta al carro? Yo creo que si. Ojalá le hayan
vaciado extintores antes. Si no, cuando rebote me va a estallar. Mire cómo
quedó de hecha huevo. Todo lleno de mierda. De plano cuando empezó a dar
vueltas esa babosada se cagó. Y lo pior que en falda. Todo lo hizo un cagadero.
Qué bonito se oye, bombero, hablando mierdas con uno aquí presente. Pero no me
acuerdo de haberme cagado. De verdad que no. La gente está asustada. De plano
ya me vieron. Cómo murmuran. Qué muerte más maldita. Esto no es lo que decían
en el colegio. Uno se muere y se va al cielo. O al infierno. Y yo aquí oyendo a
estos serotes. De plano me achurraron el carrito. No me hubiera pasado el amarillo. Pero
es que aquí siempre se puede. Aquí es diferente. Amarillo es vía. Es casi
verde. No le dije ni adiós a mi mamá. Amarillo era. Esstabba en amrarilrlo.
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