lunes, 26 de diciembre de 2016

¿Qué hago con Mercedes?


Buena onda por venir, vos. Ya sabés que a vos te quiero un vergo y que sos como mi primero al mando, broder. Por eso te llamé. Sentate. Te voa contar. Pedite unas chelas en lo que platicamos aunque no sé cómo empezar, vos. No sé y lo peor es que ya estoy harto. Esta chingadera ya me tiene a verga, ¿sabés? Todo el tiempo ando en busca de sexo. De dónde meterla. De dónde venirme. A veces ya no sé ni lo que hago ni por qué.(Gracias por las cervezas, joven. Lo molesto con unos limones, porfas.) De verdad que yo quisiera estar solo con la Mercedes, pero a veces solo no se puede. 
El otro día, un mi cuate me habló de unos como moteles diferentes y me dio curiosidad. La cosa es que he ido. Y resultó que son la maravilla. Ponele, en la entrada, la recepcionista te cobra lo de tu parte del alquiler de habitación y entrás. Hay como una hilera de cuartitos con puerta de madera y  agarradores de metal de esos redonditos, ¿vaa? Son unas mierdas de dos por tres metros, pero lo que importa es que tienen cama. Hay cuartos cerrados, semi-abiertos, y abiertos. Los cerrados pelan la verga porque ya están ocupados. Lo deahuevo son los que quedan. Los que están abiertos por completo están vacíos y tienen la luz encendida. Los que están abiertos a medias son oscuros pero ya tienen gente adentro. Bien alegre la dinámica, vieras. Porque si vos querés, entrás a los que tienen la luz encendida, dejás la puerta abierta a medias, apagás el bombillo y te sentás o te desnudás o lo que se te dé la gana y esperás a que alguien más haya pagado y se quiera meter a donde vos estás. Va, y si querés, entrás a los que están con la puerta "entornada" y empieza el desvergue. Yo he probado los dos y prefiero los que ya tienen gente. Me da miedo quedarme en un cuarto solito y que nadie venga.
El primer ahuevón que me llevé es que allí no llegan mujeres, y  (Gracias por los limones, joven.) mi cuate no me había dado el dato. Pero vos sabés que yo le hago huevos a todo, y además ya había pagado mi entrada, así que me cogí al que estaba en el cuarto medio abierto al que entré.  Y todo de a huevo. Porque vos no sabés quién es ni qué hace ni cuánto gana. No le mirás el color de los ojos, ni la forma de las manos, ni las manchas que pueda tener en el cuerpo. Solo sentís como la energía de alguien que quiere pasársela bien y te dejás llevar. Lo malo es que (vos sos cuate, y por eso te cuento… no me mirés así)  aquel también quería hacer lo suyo, y yo no estaba acostumbrado.  Igual me dejé pero solo de a poquitos porque era nuevo.
Aunque no salí sufriendo de allí, pensé que no iba a volver. Pero soy un aguado, vos. Allí voy cada dos o tres veces por semana. Y es rico. Con el tiempo ya me fui dejando y ahora casi que solo yo soy quien recibe. No me mirés así. Es normal, mano. ¿O vos no se lo hacés a la Claudita? ¿Creés que ellas están hechas de otra cosa o que uno no va a sentir si le hacen lo mismo o qué? ¿Entonces? Dejá que te termine de contar por lo menos, pues.
La cosa es que sigo viendo a la Meches. La sigo besando, desnudando. Me la pienso seguir cogiendo. Y me siguen gustando las mujeres. De vez en cuando voy a los puteros también. A ver gente. Cuerpos. La gente es extraña sin ropa. Y cuando las veo, a las putas, pienso en volver a los moteles. Pienso en todos los cuerpos que he tocado, en todas las manos que han caminado sobre mi espalda. En todas las mordidas que debo de tener en ella. En las uñas que se me clavan en los muslos. Y prefiero imaginarme a la gente a verla. Y sentir que los lleno de mí y me llenan de ellos. Y dejar que se vayan sin saber mi nombre y sin enterarme de la forma de su nariz o de cómo crecen sus pestañas.
¿Pero qué hago con la Mercedes… Qué hago con esta desesperación, mano? ¿Con esta mierda? Pienso decirle en un par de meses que se case conmigo y ver cómo sale todo. A ver si teniéndola en la casa todo el día no pienso en cogerme a nadie más en cuánto salga. Deseáme suerte. Y si querés te paso la dirección del lugarcito este, o yo mismo te llevo. A lo mejor y te llevás la misma sorpresa y ya no me mirás con asco, cómo ahorita. Ay nos vemos otro día y gracias por venir, mano. Ya sé que te urge irte desde que te empecé a contar. Andate, no te preocupés. Yo pago.

4 comentarios:

  1. Usted siempre sorprendiéndome! Ya me hacía falta leerla.

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  2. Me gusta su estilo... El realismo y la narrartiva en general...

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  3. Hasta le tonito que debió tener al hablar el tipo, me imaginé al ir leyendo.

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  4. No me imagine lo que leería, que imaginacion, me teletransporte, espero publique mas, saludos Ivanna

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